Compañía:
Aquí estoy hoy, en presencia total, con un mar de miedos e inseguridades que me pertenecen solo a mí. Pero aquí, a tu lado, permanezco firme. No busco en ti a un salvador; he aprendido, a través de tormentas y calmas, que tengo la fuerza para navegar mis propias aguas. Yo tampoco seré tu sanadora. Estaré contigo, sí, caminando a tu lado mientras descubres y exploras tu propio potencial increíble. No puedo elegir por ti, no puedo caminar tus pasos, pero estaré allí, como testigo, como compañera, como amiga.
Te daré un abrazo cuando sientas que tus piernas flaquean, cuando el mundo parezca demasiado pesado y tus hombros demasiado débiles. Te prestaré un pañuelo para que limpies tus lágrimas, no como quien limpia las heridas para ti, sino como quien te recuerda que está bien llorar, que está bien sentir. Te susurraré palabras de aliento cuando te encuentres en la duda, recordándote la luz que reside en tu interior.
Pero no seré tu sanadora, tu mamá o terapeuta. Seré la que camina a tu lado, no para llevarte, sino para acompañarte. Seré con quien puedas reír en tu más pura expresión de alegría, esa risa que nace del vientre y se expande hasta iluminar el rostro. Seré quien te inspire simplemente siendo quien soy, sin máscaras, sin pretensiones.
Seré esa persona que se atreve a verte en pedazos, no para repararte, sino para mostrarte que incluso en la fragmentación hay belleza, hay potencial para la reconstrucción. Seré quien te muestre mi vulnerabilidad y mis fantasmas, no como una carga, sino como un puente hacia la comprensión mutua, hacia la conexión auténtica.
Juntos, enfrentaremos caminos llenos de rocas y montañas. Estaré a tu lado, tomándote de la mano, no para guiarte, sino para mostrarte que, incluso en los obstáculos, hay belleza por descubrir. Te señalaré el cielo hermoso sobre nosotros, la flor solitaria que crece en la grieta de un camino rocoso, la brisa que lleva el aroma del mar. Todo esto, como un recordatorio de que la vida, en su complejidad, es un tapiz de momentos, de sensaciones, de experiencias compartidas.
Yo seré esa compañía. La que no promete soluciones, sino presencia. La que no ofrece respuestas, sino espacio para las preguntas. La que, en cada paso, cada risa, cada lágrima, cada silencio, estará allí, simplemente siendo, simplemente compartiendo el viaje.
¿Serás mi compañía?.
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